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viernes, 18 de octubre de 2013

Artículo de la BLIJ

Isabel Tejerina Lobo de la Universidad de Cantabria
     La literatura infantil no ha tenido tanta importancia como la tiene ahora. Actualmente se están realizando multitud de estudios e investigaciones y está ganando prestigio en nuestro país.
     Algunas posturas argumentan que la literatura infantil no es tan solo la adaptación y simplificación de las creaciones adultas, la identifican como mediocridad literaria, pero en realidad adopta muchas manifestaciones, ya que se dirige a públicos distintos, con necesidades e intereses propios.
     Hay dos tipos de literatura infantil: la no creada para niños, pero que ellos han hecho suya y la creada para niños, dedicada expresamente para ellos. Por otro lado, hay otras obras que ofrecen información y conocimientos, pero no son literatura infantil porque los objetivos didácticos sobrepasan los estéticos.
     Escribir para los niños encierra variadas dificultades, mezclas de aspectos literarios y psicopedagógicos y esta literatura puede estar condicionada también por el autor, que es adulto y el receptor se encuentra en una compleja evolución personal.
     Las razones por las que la literatura infantil debe estar presente en las escuelas es que es un medio que ofrece respuesta en su desarrollo evolutivo hacia la madurez y que tiene la función primaria puramente estética, además los niños descubren su entorno, culturas, lenguaje…
     La literatura infantil no debe verse como una asignatura convencional, sino como una actividad que supone el contacto y disfrute de los niños a través de su intuición ya afectividad ofreciéndole placer y respuestas a sus necesidades.
     El juego es el medio fundamental para acercarles la literatura y a través de este, el niño disfruta con las vivencias y actividades lúdicas, conoce el lenguaje literario y aprecian el libro como a un juguete y no como una tarea desagradable.
     Pocos niños leen, por eso es importante que antes del comienzo escolar la familia y sociedad se responsabilicen de hacerlos buenos lectores, incluso antes de aprender a leer. Y la escuela no es la única responsable en este ámbito, todos debemos colaborar porque somos modelos para ellos y nos imitarán en todo lo que hagamos.
     Como dijo Gianni Rodari que la literatura infantil “no caiga sobre los niños como algo externo a ellos o como una tarea fastidiosa, sino que, por el contrario, surja y viva con ellos para ayudarles a crear y a desarrollarse en un plano más elevado”.

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