En la historia de la lectura, los
grandes lectores han sido considerados tipos raros o locos. En cualquier caso,
actualmente se distinguen dos tipos de lectores, un lector tradicional
considerado competente, acostumbrado a la literatura y por otro lado un lector
nuevo enganchado a la red y a las nuevas tecnologías.
Cuando se habla de tipo de lecturas,
en la lectura escolar hay que inculcarle al niño que esta lectura le va a ser
de gran importancia en el futuro, llegando a escoger lecturas adecuadas a su
nivel. Para fomentar la adquisición en el niño del hábito lector se deben
juntar factores tanto de la escuela como del ámbito familiar.
También hay que tener en cuenta
que la lectura fuera de la escuela es sin la presencia del profesor, son
lecturas individuales, independientes y autónomas, por eso los padres deben
estar atentos. Con la llegada de estos nuevos lectores, se podría hablar de una
crisis en la lectura o también llamado neoanalfabetismo que podría ser superado
si tomáramos algunas medidas. Con la llegada de las nuevas tecnologías también
se impone la adquisición de un nuevo lenguaje, ya que chatear acostumbra a leer
los textos rastreando, es decir, saltándose párrafos o bloques de información,
realizando la lectura en pantalla.
Leer obliga a imaginar, a crear
tus propias imágenes, y cuando estamos viendo una película dejamos vagar
nuestros pensamientos, cosa que hace que nos relajemos y no hagamos trabajar a
nuestro cerebro, disminuyendo así nuestra competencia lectora. Muchos de los
nuevos lectores del siglo XXI tendrán esa falta de competencia literaria y ese
bagaje de lecturas emblemáticas y literarias que son, sin duda, una manera
privilegiada de relacionarse con las cosas y con el mundo que nos rodea en esos
momentos de la infancia y la adolescencia.
La literatura como conjunto de
historias, poemas, tradiciones, dramas, reflexiones, tragedias, pensamientos,
relatos o comedias, hace posible la representación de nuestra identidad
cultural a través del tiempo. Lo que hoy se necesita, más que enseñar
literatura, es enseñar a apreciar la literatura, o, en todo caso, poner a los
alumnos en disposición de poder apreciarla y valorarla.
Habría que pasar de una enseñanza
de la literatura que atendiera al conocimiento de movimientos, autores y obras,
a una enseñanza que pretenda que el alumno aprenda a leer, a gozar con los
libros y a valorarlos. Por último, la primera selección de lecturas escolares
debería tener en cuenta que en los cuentos maravillosos los niños encuentran
que se reconocen en sus miedos, en sus deseos, en sus temores o en sus anhelos,
de ahí, la importancia que tiene ese período que llamamos prelectura.
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